Las protusiones cervicales C5 y C6 son un proceso degenerativo del disco intervertebral alojado entre la quinta y sexta vértebra cervical.
Se trata de una de las protusiones más frecuentes junto con la de los niveles C3 y C4.
A menudo, las personas que acuden a RIBER Center con cervicalgia suelen traer alguna prueba de imagen como resonancia magnética en la que se aprecia la presencia de una protusión cervical a nivel C5 y C6.
Lo primero que comentamos es que no siempre el dolor cervical aislado ni el irradiado hacia los brazos tienen que estar en relación a la presencia de la protusión.
Hay otros motivos como:
- Tensión en la musculatura cervical, en concreto en los músculos escalenos.
- Disfunciones óseas como una lesión de la primera costilla ascendida que comprometa el paso del plexo cervical y del paquete vascular a su paso entre la clavícula y la primera costilla.
Estos dos casos pueden ocasionar un dolor muy similar al que podría dar una protrusión C5 y C6.
Las zonas de dolor más características relacionadas con el nivel cervical C5 y C6 son:
- Ángulo cervical, justo en la unión entre el cuello y el tronco.
- Aspecto anterior del hombro.
- Bíceps braquial.
- Cara anterior del antebrazo.
- Aspecto lateral del hombro, brazo, antebrazo y dedo pulgar.
Por este motivo, se realiza una completa entrevista en la que se evalúan todos los factores de riesgo asociados a la aparición del dolor.
Tras esta entrevista, el siguiente paso será llevar a cabo una evaluación que nos permita verificar si el dolor que presenta el paciente está relacionado con la protusión o se debe a algún otro factor.
Factores de riesgo de la protusion discal C5 y C6
Cuando hablamos de factores de riesgo, nos referimos a aquellos aspectos que pueden facilitar la aparición de un determinado problema.
En relación a esto, la aparición de la protusión cervical C5 y C6 puede estar condicionada por la presencia de determinados genes que pasan de padres a hijos. En determinadas circunstancias pueden facilitar una mayor debilidad del anillo fibroso del disco y promover un proceso degenerativo.
Suele haber otros factores vinculados a hábitos de vida:
- Falta de actividad física o sedentarismo que lleven a una debilidad en la musculatura de cuello y espalda.
- Tabaquismo.
- Falta de descanso.
- Dieta pobre en nutrientes que tienen mayor peso en el desarrollo de un cuadro patológico de protusión cervical.
Esto significa que puede que la protusión esté presente pero que no genere ningún tipo de síntoma y son otros componentes vinculados al estilo de vida como los que hemos mencionado los que generen la aparición de síntomas como el dolor asociados a la protusión.
Suele decirse que la genética carga el arma y son los hábitos de vida los que la disparan.
A pesar de que cuidemos nuestros hábitos y no tengamos una predisposición genética al desarrollo de protusiones cervicales, existen otros factores como los biomecánicos, la propia degeneración del tejido por la edad o traumáticos que pueden llevar a facilitar la aparición de este proceso degenerativo.
Mecanismo de producción de la protusion discal C5 y C6
Como en cualquier caso de degeneración de disco intervertebral, la aparición de una protusión discal C5 y C6 está asociada a la combinación de varios de los factores de riesgo descritos anteriormente.
Entre ellos, los hábitos y estilo de vida van a ser determinantes para que, a pesar de la presencia de la protusión, esta no dé síntomas o acabe por absorberse de forma espontánea.
Del mismo modo, la falta de movilidad de los segmentos vertebrales es un factor muy a tener en cuenta en el desarrollo de la protrusión.
Situaciones de hipomovilidad (falta de movimiento o fijación) de determinados niveles vertebrales pueden facilitar la aparición de zonas de hipermovilidad que pueden favorecer el desarrollo de una protusión.
La alimentación, una buena hidratación, el buen descanso y el movimiento serán vitales en la prevención de sintomatología relacionada con la protusión.
Síntomas de la protusion discal C5 y C6
Estos son los síntomas más comunes de la protusión discal C5 y C6:
- Dolor cervical, trapecios y hombros que aumenta con:
- Aumento de la presión sobre la cabeza
- Con inclinación y giro de cabeza
- Estornudos y tos
- Esfuerzos
- Entumecimiento
- Sensación de quemazón u hormigueo en brazos y manos
- Mareos
- Contractura y espasmo muscular
- Rigidez
- Limitación de movilidad cervical
- Debilidad de la musculatura y falta de control
Recorrido del dolor de protusion discal C5 y C6
El dolor de una protusión discal C5 y C6 se sitúa a nivel cervical medio y bajo, abarcando al trapecio superior y región del hombro.
Dependiendo del tamaño de la protusión, el dolor puede llegar a recorrer la cara externa del brazo y antebrazo llegando hasta el dedo pulgar de la mano.
Diagnóstico diferencial de la protusion discal C5 y C6
Cuando existe la sospecha de dolor debido a una protusión discal C5 y C6 porque los síntomas se correspondan y en las pruebas de imagen realizadas aparezca una protusión a este nivel, se debe sospechar de otras causas que generan síntomas similares.
Realizar este diagnóstico diferencial es necesario en la medida en la que nos facilitará saber el origen real del dolor, descartando otras posibilidades inclusive la protusión discal C5 y C6 a pesar de que aparezca en las imágenes.
Y, además, nos permitirá realizar un tratamiento adecuado y ajustado a la causa del dolor.
De este modo, debemos tener en cuenta en nuestro proceso de evaluación otras posibles causas que generan una sintomatología similar a la de protusión:
- Esguince de ligamentos cervical
- Edema discal
- Dolor referido de hígado y vesícula biliar
- Contractura en músculos escalenos del cuello
- Atrapamiento del paquete vásculo- nervioso (crush syndrome)
- Artrosis cervical
- Edema óseo
- Fractura vertebral
- Tumor
Tratamiento de la protusion discal C5 y C6
Hemos de tener en cuenta que la gran mayoría de las protusiones tienden a absorberse de forma espontánea.
No obstante, este es un proceso que puede durar de semanas a años.
Será importante atender a las características de cada caso para determinar la mejor propuesta terapéutica.
Las opciones más contrastadas son:
Tratamiento conservador
Es la primera opción de elección ante la presencia de una protusión discal C5 y C6.
Este tratamiento se basa en intervenciones de terapia manual como osteopatía combinadas con técnicas de terapia invasiva como EPI y neuromodulación.
En conjunto con un proceso de rehabilitación basado en movimiento activo por parte del paciente aportan resultados favorables en la gran mayoría de los casos.
Tratamiento quirúrgico
Es la alternativa en el caso de que el tratamiento conservador resulte no ser efectivo.
En estos casos se recurre a intervenciones como infiltraciones, rizolisis o artroplastias.
En cualquier caso, será importante no solo atender al tratamiento, sino minimizar los factores de riesgo que predisponen al desarrollo de la protusión.