¿Una protusión discal puede desaparecer? Antonio Bermejo 20 mayo, 2024

¿Una protusión discal puede desaparecer?

Aproximadamente el 80% de la población presenta dolor de espalda en algún momento de su vida. 

Por lo tanto, es importante tener en cuenta los factores que pueden influir en el desarrollo del dolor de espalda atendiendo a la prevalencia que este tiene en la sociedad.

En relación a esto, es necesario destacar que el 70% de la población presenta protusiones discales en algún punto de la espalda.

No obstante, la presencia de una protusión o de una hernia a nivel cervical o en otro segmento de la columna vertebral no está necesariamente relacionada con el desarrollo de dolor ni supone un factor vinculante para facilitar la aparición de dolor a futuro.

Es habitual que ante la presencia de dolor cervical se realicen pruebas de imagen como radiografías o resonancias magnéticas en las que aparezca una disminución en el espacio entre las vértebras, una protusión o hernia discal a la que se tiende a señalar como responsable del dolor sin llevar a cabo ninguna otra prueba.

A pesar de ello, la evidencia científica nos dice que no existe una correspondencia directa entre la presencia de un daño en el disco y el dolor.

Por esta razón es imprescindible llevar a cabo un completo diagnóstico diferencial que permita identificar cuál es el origen del dolor a nivel cervical y así plantear un tratamiento acorde a los factores desencadenantes.

Del mismo modo, hay que atender a que la inmensa mayoría de las protusiones tienden a absorberse de forma espontánea y la media de tiempo para que esto suceda oscila en torno a los 9 meses.

Protusión discal

Para comprender mejor de qué se trata, imaginemos al disco intervertebral como un donut relleno de crema. 

La protusión discal es un proceso degenerativo del disco intervertebral que se compone de un núcleo pulposo que será la crema y de un anillo fibroso que es el resto de la masa del donut.

El donut se encuentra pegado a dos vértebras, una superior y otra inferior a través de una placa cartilaginosa.

Cuando la placa cartilaginosa se quiebra va a marcar una línea de rotura. Para entender mejor esto, piensa en la imagen de una grieta que se abre en el suelo por un terremoto o cuando se rompen las fibras de un tejido como un trapo o un papel.

En todos estos casos, la rotura va a marcar un camino por el que la grieta, en el caso del terremoto, seguirá avanzando. 

Pues algo parecido ocurre cuando hay una ruptura en la placa cartilaginosa. 

Se crea una línea, un camino que es el que va a seguir el núcleo pulposo (la crema) haciéndose paso a través del anillo intervertebral (la masa del donut) creando un abombamiento.

Cuando hay un daño en la placa cartilaginosa que puede estar producido por algún agente traumático como un golpe, una caída o un giro brusco, se crea un quiebre en la placa, como un desgarro en un papel que crea el camino a seguir, la trayectoria de la protusión.

Factores de riesgo de la protusión discal

Existen diferentes factores de riesgo que pueden facilitar la degeneración del disco intervertebral y producir una protusión:

Herencia genética

Es uno de los principales factores.

Las mutaciones asociadas a los genes COL9A2 y COL9A3 provocan fragilidad en el anillo fibroso y comprometen la vascularización del disco.

Tabaquismo

Fumar daña los vasos sanguíneos que van a nutrir al disco intervertebral.

Daño estructural en la placa cartilaginosa

Las placas cartilaginosas pueden verse dañadas por impactos como resultado de un accidente de tráfico, levantamiento frecuente de objetos pesados o gestos bruscos en giros.

Un ejemplo podría ser recibir un golpe en la mandíbula siendo boxeador que produjera un giro brusco e involuntario de la columna cervical.

Debilidad de la musculatura cervical y la atrofia muscular derivados de la falta de actividad física y sedentarismo.

Estos factores facilitan la falta de aporte de sangre al disco y una debilidad en la estructura del mismo.

Esto conlleva a una deshidratación discal y fragilización del anillo fibroso que tendrá como consecuencia su desgarro facilitando la aparición de la protusión.

Factor Biomecánico

Por otro lado, hemos de entender al factor biomecánico como facilitador del desarrollo de procesos degenerativos discales, ya que nuestra postura, nuestra capacidad de movimiento, el estado de nuestra musculatura y estilo de vida influyen significativamente en el desarrollo de una protusión.

Para desarrollar este punto, atenderemos a dos aspectos básicos:

  • Hipomovilidad – Hipermovilidad
  • Captores posturales

Hipomovilidad – Hipermovilidad

Desde un punto de vista biomecánico, la protusión es un segmento de la columna vertebral que se encuentra en hipermovilidad provocado por la hipomovilidad de segmentos vertebrales superiores e inferiores.

Es muy frecuente apreciar cómo la gran mayoría de protusiones o hernias discales cervicales se crean a nivel de C3-C4 ó C5-C6 y a nivel lumbar en L4-L5 ó L5-S1

Esto es debido a que son niveles vertebrales que se encuentran en medio de zonas de la columna con tendencia a hipomovilidad como son el punto unión entre el cráneo y las vértebras cervicales superiores y el punto de paso entre la columna cervical y dorsal.

La fijación (hipomovilidad) en estos dos puntos genera un exceso de movimiento (hipermovilidad) en niveles cervicales intermedios como C3-C4 ó L4-L5.

Si a este factor biomecánico le añadimos otros derivados del estilo de vida o algún accidente traumático como un golpe o caída se facilita la aparición del proceso degenerativo.

Captores posturales

Son aquellas fuentes que informan a nuestro cerebro de la posición que tiene nuestro cuerpo en el espacio.

De esta forma, alteraciones en:

  • Pie
  • Oído interno (desprendimiento de otolito)
  • Ojo (Trastornos de convergencia ocular como estrabismos)
  • Articulación temporo-mandibular
  • Trastornos viscerales
  • Cicatrices (por ejemplo cicatriz por cesárea)
  • Espasmos musculares

Pueden favorecer el desarrollo de protusiones ya que alteran nuestra postura y patrones de movimiento.

Hemos de entender que el desarrollo de una protusión rara vez se produce por una única causa ya que suele haber varios factores que predisponen a la lesión.

Así la predisposición genética y principalmente aspectos relacionados con el estilo de vida o factores traumáticos son los que favorecen en mayor medida la aparición de una protrusión.

¿Una protusión discal puede desaparecer?

La reabsorción espontánea de las protusiones y hernias de disco intervertebral, evaluada a través de seguimiento por resonancia magnética y TAC, es un hecho conocido con numerosas referencias en la bibliografía científica.

A pesar de ello, no se conoce bien el mecanismo por el que esto sucede. Las hipótesis están basadas en que el propio mecanismo de bombeo facilitado por el movimiento ayuda a la reabsorción.

Lo que sí se ha podido contrastar es que cuanto mayor sea el grado de prolapso de la protrusión o hernia, mayor es la probabilidad de regresión y reabsorción de la misma.

Según estudios recientes consultados, en casos en los que no haya síntomas como pérdida de control de esfínteres o debilidad motora progresiva, entre el 75 y el 90% de los pacientes con ciática aguda debido a una protrusión del disco lumbar experimentan una resolución de los síntomas espontánea, sin necesidad de pasar por quirófano.

Es necesario conocer más sobre la historia natural de los procesos degenerativos del disco intervertebral como son las hernias o protusiones para tomar decisiones en cuanto a su tratamiento. 

En definitiva, podemos afirmar que las protusiones discales pueden desaparecer parcialmente o por completo según cada caso.

El tiempo para que esto ocurra oscila entre los 2 meses y los 2 años, siendo 9 meses el intervalo medio de reabsorción espontánea de la protrusión.

Caso tratado en RIBER Center de Protusión discal

Compartimos el caso de una paciente que refiere dolor lumbar bajo tras el parto de su primer hijo hace 2 meses.

Contexto del caso

Recibimos en consulta a una paciente que tras el parto de su primer hijo refiere dolor lumbar bajo sin irradiación a las extremidades.

Este dolor apareció durante la fase expulsiva del parto y se mantiene pasada la cuarentena.

No ha tomado ningún tipo de AINES.

Los médicos y matronas que asistieron el parto le informan de que es algo habitual y que se pasará en poco tiempo.

No siendo así acude de nuevo al médico que decide realizar una resonancia magnética en la que se observa una protusión discal L5-S1 centrada, en la que el abombamiento hace contacto con el ligamento vertebral común posterior.

Ante el hallazgo el médico le recomienda realizar rehabilitación y decide acudir a nuestro centro.

Problema que sufre la paciente

Dolor lumbar bajo constante de 8 semanas de evolución.

El dolor sólo remite tumbada boca arriba.

Se siente limitada ya que el dolor le impide poder lidiar con su bebé de escasas semanas.

Además la carencia de sueño por las tomas de pecho hacen que su descanso no sea óptimo.

Exploración y palpación 

  1. Dolor a la extensión lumbar y al intentar modificar la posición antálgica.
  2. Alivio en inclinación lumbar derecha.
  3. Dolor a palpación de vértebra L5.
  4. Dolor a la palpación en la musculatura paravertebral y cuadrado lumbar.
  5. Debilidad de psoas iliaco .
  6. Aumenta el dolor al:
  • Estornudar
  • Toser
  • Soplar con resistencia 
  • Defecar
  • Aguantar a su hijo en brazos
  1. No existe irradiación del dolor hacia extremidades.

Tratamiento realizado en RIBER Center

Para el tratamiento de esta dolencia, establecimos una temporalización en la que en primera instancia realizamos una intervención con osteopatía.

A través del abordaje osteopático conseguimos:

  • Liberar los puntos de fijación articular en la pelvis
  • Reducir la tensión de la musculatura lumbo-pélvica
  • Regular al sistema nervioso vegetativo a través de manipulaciones
  • Facilitar la reabsorción de la protusión mediante técnicas de bombeo lumbo-pélvico.

Esta primera intervención la acompañamos de algunas técnicas de fisioterapia como masaje o electroterapia (Neuromodulación y EPI) que nos sirvieron para:

  • Relajar la musculatura
  • Facilitar la sensación de alivio y bienestar del paciente
  • Reducir el nivel de dolor
  • Mejorar la movilidad

Por último, consideramos oportuno llevar a cabo un proceso de rehabilitación que tenía como objetivos mejorar la capacidad funcional del paciente y acabar con cualquier sensación de dolor que aún pudiera existir.

La rehabilitación duró 3 semanas en las que se hicieron dos sesiones semanales.

Estas sesiones de rehabilitación constaban de ejercicios de movilidad, fortalecimiento y propiocepción lumbar que nos permiten recuperar el control neuromuscular de la zona.

El propósito de los mismos era aumentar la capacidad de la paciente para llevar a cabo sus actividades diarias.

Atendiendo a la sintomatología referida y con el objetivo de acelerar el proceso de recuperación y retirada del cuadro de dolor, consideramos apropiado aconsejar algunos productos de suplementación alimentaria que ayudaran a reducir el dolor y el proceso inflamatorio presente en la zona.

Así, recomendamos el uso de ácidos grasos Omega 3 DHA y PEA que es un efectivo antineuroinflamatorio.

Resultados del tratamiento

Tras acabar todo el proceso de tratamiento la paciente refiere una mejoría significativa en cuanto a dolor y movilidad.

Hacemos hincapié en la necesidad de mantenerse activa y realizar algunos de los ejercicios que aprendió durante el proceso de rehabilitación.

En RIBER Center ofrecemos soluciones integrales para problemas que condicionan la vida de nuestros pacientes.

Nuestro compromiso es el de hacer una valoración personalizada de cada caso adaptando nuestros recursos a cada uno de ellos para ofrecer un servicio excelente.

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