SIBO son las siglas de la denominación inglesa Small Intestinal Bacterial Overgrowth, que significa sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. En condiciones normales, esta parte del tubo digestivo debe albergar menos cantidad de bacterias que el intestino grueso.
Se trata de bacterias formadoras de colonias que están en un lugar que no les corresponde y no necesariamente se tratan de patógenos.
En ocasiones, puede tratarse de bacterias simbiontes que han sobrevivido en un área del intestino que no les corresponde.
Clasificaciones del SIBO
El SIBO se puede clasificar según el lugar del sobrecrecimiento o según el elemento sobrecrecido.
El lugar del sobrecrecimiento
- SIBO proximal, sobrecrecimiento al comienzo del intestino delgado.
- SIBO distal, sobrecrecimiento en la parte final de intestino delgado.
- SIBO generalizado, sobrecrecimiento en todo el intestino delgado.
- LIMO, sobrecrecimiento en el intestino grueso.
El tipo de elemento sobrecrecido
- SIBO de bacterias generadoras de Hidrógeno, principalmente Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae.
- IMO o SIBO de Metano, en el que arqueas generan altas cantidades de metano.
- SIBO por bacterias productoras de Sulfuro de Hidrógeno.
- SIFO o SIBO fúngico, que se trata del sobrecrecimiento de hongos, cándidas especialmente en el intestino delgado.
Causas del SIBO
Estas son algunas de las principales causas por las que se puede desarrollar SIBO:
- Estrés
- Disbiosis oral
- Hipoclorhidria estomacal
- Infecciones
- Helicobacter Pylori
- Una alimentación desequilibrada en contenido
- Exceso de número de ingestas diarias
- Alteraciones de la microbiota intestinal
- Veganismo
Este tipo de situaciones genera por una parte alteraciones en la motilidad intestinal, ya sea por exceso en el caso de diarreas o por defecto en estreñimiento.
Además, genera la mala absorción de nutrientes como grasas, hidratos de carbono, hierro o vitamina B12.
El SIBO también está relacionado con muchas enfermedades como:
- Patología inflamatoria intestinal
- Síndrome metabólico
- Diabetes
- Divertículos
- Vasculitis
- Enfermedades autoinmunes como celiaquía
- Patología reumática
Síntomas generales del SIBO
Estos son algunos de los síntomas más generales del SIBO:
- Hinchazón abdominal, especialmente después de las comidas. La imagen característica es como si la persona que lo padece tuviera un embarazo de varios meses de gestación (sea hombre o mujer).
- Gases, ya sean eructos o flatulencias con olores fuertes y desagradables frecuentemente.
- Náuseas
- Estreñimiento
- Diarrea
- Malabsorción, que genera deficiencias nutricionales como déficit de hierro o vitaminas del grupo B, D, etc.
- Fatiga y cansancio, como resultado de la mala absorción de nutrientes y el estado inflamatorio.
- Debilidad
- Dolor articular o muscular, debido a la inflamación generalizada.
- Dolor inespecífico y cambiante
- Piernas cansadas
- Sensación de foggy brain o niebla mental, dificultad para concentrarse y pérdidas de memoria.
- Problemas en la piel asociados a procesos de disbiosis intestinal facilitados por el eje intestino-piel.
Síntomas del SIBO según su tipo
Como hemos mencionado en la clasificación de los tipos de SIBO, según el elemento sobrecrecido podemos encontrar unos síntomas u otros.
Un SIBO de Hidrógeno cursará frecuentemente con:
- Diarrea
- Dolor abdominal tras las comidas
- Malabsorción intestinal de nutrientes debido a la rápida motilidad intestinal facilitada por el hidrógeno que impide captar nutrientes de los alimentos correctamente.
- Intolerancia a alimentos que antes se toleraban bien como el ajo, el puerro o la cebolla.
Un SIBO de Metano se caracterizará por:
- Estreñimiento debido a que el propio metano ralentiza el movimiento intestinal.
- Gases malolientes
- Pesadez tras las comidas
En un SIBO de Azufre, los principales síntomas serán:
- Alternancia entre diarrea y estreñimiento
- Gases con olor a podrido
- Intolerancia a alimentos como el brócoli, el ajo o la cebolla.
- Dolor y distensión abdominal pronunciada
- Alteraciones neurológicas como pérdidas de memoria, pérdida de capacidad de concentración o cansancio acusado.
SIBO alimentos prohibidos
En caso de SIBO se recomienda evitar el consumo de alimentos ricos en FODMAPs.
FODMAPs son las siglas en inglés de “Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables”.
Este tipo de alimentos no se digieren bien a nivel del intestino delgado y llegan al colon para ser fermentados allí por bacterias que producen hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno, generando alteraciones digestivas, dolor abdominal e hinchazón.
Por este motivo, una dieta baja en FODMAPs está muy indicada para reducir los síntomas en caso de SIBO.
Listado de alimentos prohibidos en caso de SIBO:
- Ajo
- Cebolla
- Puerro
- Alcachofa
- Brócoli
- Coliflor
- Espárragos
- Repollo
- Lentejas
- Garbanzos
- Soja y derivados
- Productos lácteos (leche, yogur, queso)
- Mango
- Manzana
- Pera
- Sandía
- Higos
- Melocotón
- Cereza
- Guisantes
- Cacahuetes
- Cereales (trigo, centeno…)
- Pastas
Tratamiento para el SIBO
En RIBER Salud abordamos el tratamiento desde un enfoque de Psiconeuroinmunología (PNI) y de intervenciones de estilo de vida, nuestra propuesta general para el tratamiento del SIBO sería:
Higiene oral
La boca es el punto de entrada al tubo digestivo. En muchas ocasiones, los sobrecrecimientos a nivel del intestino vienen derivados de sobrecrecimientos bacterianos a nivel de la boca.
De esta forma, será indispensable:
- Mantener a raya cualquier proceso de disbiosis oral
- Que la saliva tenga buena calidad, que sea acuosa
Serán señales de alarma de una salud oral deficiente:
- Que las encías sangran al cepillarse los dientes
- Que la lengua tenga una capa blanquecina
- Que haya tendencia a infecciones rinofaríngeas
- Amigdalitis
Una buena forma de mantener una buena higiene oral es mediante el uso de:
- Pasta de dientes sin flúor (salvo un día a la semana usar con flúor para evitar la porosidad dental)
- Hacer enjuagues con aceite de coco junto con un par de gotas de aceite esencial de orégano, tomillo o clavo
- Usar lactoferrina oral
- Mejorar el estado parasimpático de la saliva, por ejemplo, haciendo gárgaras
Recuperar una buena función del estómago
Una mucosa estomacal sana debería generar buenos niveles de ácido clorhídrico (HCL).
El estómago debe ser un medio ácido, con un pH entre 1-3, y esto es así porque debe actuar como filtro para acabar con aquellos microorganismos que supongan un potencial riesgo para nuestra salud.
Por ejemplo, en casos de estrés crónico la función del estómago en cuanto a la secreción de HCL puede verse mermada, alterando el pH.
Esta falta de acidez puede llevar a que haya escenarios de sobrecrecimiento de Helicobacter Pylori a nivel del estómago y al paso de agentes microbianos a otros puntos del intestino a los que, en condiciones normales, no deberían llegar.
Además, cuando el estómago no se activa correctamente, se dificulta la correcta función del páncreas, hígado y vesícula biliar, y con ello, la capacidad de descomponer los nutrientes que se ingieren, imposibilitando su correcta absorción en el intestino delgado.
Dieta baja en FODMAPs
La fibra insoluble puede generar sobrecrecimiento en el colon por procesos de fermentación.
Por este motivo, se invita a rebajar al mínimo o eliminar durante el proceso de tratamiento los alimentos altos en FODMAPs, para posteriormente introducirlos progresivamente.
La dieta vegetariana genera mucha tendencia a disbiosis en el colon, ya que nuestro sistema digestivo está más cercano al de los carnívoros y carroñeros que al de los herbívoros, y no tenemos tanta capacidad de manejar bacterias como un chimpancé.
Antibióticos
Los antibióticos no deben ser la primera opción terapéutica cuando de SIBO se trata.
Antes, debemos haber intervenido con cambios en el estilo de vida como regular los niveles de estrés, introducir periodos de ayuno y el perfil de la alimentación.
Los efectos generales de los antibióticos son positivos mientras se toman, pero el problema aparece tras su uso porque la población microbiana disminuye bruscamente, y luego hay una recuperación con restricción de la flora buena.
Cuando se toman antibióticos junto con probióticos como Saccharomyces boulardii, se protege esta bajada de flora benigna.
Probióticos
El uso de probióticos permite aumentar la diversidad en el intestino y generar competencia hacia los microorganismos sobrecrecidos.
Los probióticos más indicados en caso de SIBO son el ya mencionado Saccharomyces boulardii, además de Lactobacilus acidophilus y Enterococcus faecium.
Mejorar la actividad parasimpática general
El estrés es la gran pandemia del siglo XXI.
El estrés, junto con otros hábitos de vida como el sedentarismo, un exceso en el número de ingestas diarias y un perfil de alimentación alejado de lo que espera nuestro cuerpo, como alimentos ultraprocesados, son el caldo de cultivo perfecto para facilitar el desarrollo de SIBO.
Será imprescindible rebajar los niveles de estrés en el cuerpo y esto pasa por reducir los focos que generan este impacto nocivo, como:
- Alteraciones del biorritmo
- Falta de descanso
- Mala hidratación y nutrición
- Exposición a agentes tóxicos ambientales
- Falta de exposición a luz solar
- Factores emocionales
- Falta de conexión social
La persona necesita ser feliz, estar en una situación de bienestar, contemplando no sólo los factores biomédicos sino los relacionales, emocionales, nutritivos y ambientales.
No estaríamos entendiendo bien el SIBO si nos quedamos solo en el tratamiento a través de antibióticos o probióticos.
Es necesario entender a la persona, su contexto y su relación con el mismo.
Ayuno
Es necesario establecer ciclos de ayuno de 14 a 16 horas como mínimo.
Una buena estrategia para ello es retirar la cena o adelantarla lo máximo posible, de manera que limitemos el número de ingestas a 2-3 al día.
El ayuno nos permite dar espacio a la recuperación y regeneración de la mucosa digestiva.
Suplementación
- Melena de león, un hongo inmunomodulador.
- Lactoferrina, tiene una función inmunomoduladora y antimicrobiana.
- Herbáceos como aceite esencial de orégano o berberina.
Cómo RIBER Salud puede ayudarte con el SIBO
Los cuadros de SIBO son muy frecuentes en la asistencia clínica.
Muchos pacientes acuden a consulta con cuadros de SIBO diagnosticados, mientras otros manifiestan síntomas asociados a esta condición, como dolor abdominal, distensión, alteraciones digestivas, fatiga o pérdidas de memoria a corto plazo.
Ante la sospecha clínica de un cuadro de SIBO, en ocasiones no es necesario realizar pruebas complementarias si los síntomas clínicos son muy evidentes.
No obstante, es interesante tener el 100% de certeza en el diagnóstico. De esta forma, la prueba indicada para confirmar un caso de SIBO es el test de lactulosa-lactitol.
Una vez tenemos claro que el paciente tiene SIBO, habiendo contrastado los signos y síntomas clínicos con las pruebas complementarias, el primer paso del tratamiento es explicar al paciente qué le ocurre.
A esta etapa la conocemos como Deep Learning, mediante el cual se le explica al paciente qué le ocurre y de qué manera se ha instaurado el problema atendiendo a su historia y circunstancias vitales.
De esta manera, pasamos de ver una foto a contemplar toda la película.
Que el paciente conozca y entienda su situación, así como los factores que la han facilitado, nos ayuda mucho a la hora de la propuesta terapéutica.
La persona asimila mejor los cambios de estilo de vida comprendiendo qué cosas no le benefician y cuáles le acercan a una mejora de su estado de salud.
En todos los casos habrá intervenciones universales como las mencionadas en el apartado “SIBO TRATAMIENTO”, a las que se unirán otras particulares y únicas para cada persona, atendiendo a las características e historia de cada paciente.
Los resultados en pacientes con SIBO en consulta suelen ser muy satisfactorios a través de intervenciones personalizadas y basadas en estilo de vida.
Si sufres SIBO o piensas que puedes sufrirlo y quieres mejorar, contacta con nosotros, estaremos encantados de ayudarte con el tratamiento a través de nuestras consultas online.